8 de junio 2024. Sábado de playa y descanso.

Hoy toca día de descanso visitando una de las playas más hermosas de Pernambuco, la Praia dos Carneiros.


Está a una hora de Recife y para llegar cruzamos la ciudad de norte a sur. La impresión que me llevo de Recife es mucho mejor de la preconcebida... no tengo en ningún momento sensación de peligro (el ir con locales también ayuda) y no se ve pobreza extrema. La ciudad está limpia y bien arreglada y ofrece un aspecto muy similar a las ciudades europeas, aunque más abierto y más luminoso.



De camino a la playa atravesamos hectáreas y hectáreas de plantaciones de Caña de azúcar, que es la principal producción de toda la franja de Mata atlántica que cruza Brasil de norte a sur por el litoral.  



La caña la usan para hacer azúcar y cachaza (Pinga), pero mucho más importante para la economía del país, también para hacer biocombustible. Tanto es así que todos los coches construidos hace más de diez años tienen la posibilidad de funcionar con etanol o con gasolina. Dependiendo de la zona les sale más rentable uno u otro. El etanol es más barato, pero con la gasolina hacen más kilómetros... dice Huber que el etanol debe ir un 30% más barato que la gasolina para que salga rentable. En la zona de Sao Paolo, la producción de caña es más rentable y el etanol es más barato, aquí no, así que usan mayoritariamente gasolina. 
Las plantaciones son grandes latifundios de pocos propietarios y la mano de obra es toda manual, cosechando la caña a mano. Cuando saca la flor, queman las plantaciones para destruir la hoja y cortan manualmente la caña que es de la que extraen el azúcar o el biocombustible.

La playa dos Carneiros es propiedad privada de 5 hermanos que lo explotan de manera independiente. Se pagan 10 euros para acceder al recinto y tienen unas instalaciones muy bien preparadas, con restaurantes, sobrillas, bares, chiringuitos... 



Las mareas son muy intensas y hay que intentar llegar en horario de marea baja para poder poder ver la playa y disfrutar de las piscinas naturales. Es una península rodeada de salientes de tierra que permite la oportunidad de coger un barco y realizar varias excursiones, tal y como hacemos... La excursión de unas dos horas cuesta 30 euros para todos los del barco.



Paramos a ver la iglesia de Sao Benedito, una playa donde nos hacemos baños de arcilla y las piscinas naturales dónde realizamos snorkel. Vemos algunos peces rayados y erizos, pero está subiendo la marea y el agua está muy turbia.









Sufrimos un pequeño percance con la mochila donde llevamos todos los móviles y el dinero, que queda olvidada en las piscinas y se la lleva el mar.... nada grave para lo que podía haber pasado. Huber consigue encontrarla y dos de los móviles se salvan, el de Huber parece que ha perecido en el baño... 

Además de comer ostras, camarones, caldinho de cangrejo y abundante cerveza durante la excursión, tras el estrés del momento, nos comemos una exquisita mariscada.




Las ostras las cogen en los manglares que cubren la costa en la desembocadura de los ríos. Son muy diferentes a los africanos o australianos que yo conozco. Estos parecen plantas ornamentales con hojas de diferentes colores... muy chulos.


Tras un agotador día de playa, nos vamos de vuelta a Recife para descansar. Gracias por otro fantástico día en tierras brasileiras!!



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