2 de junio 2024. Llegada a Recife

 Tras trece horas de vuelo nocturno en las que, gracias al dextometorfano dormí como un bebé, y una buenas carreras en el aeropuerto de Sao Paolo para coger el segundo vuelo, por fin llegué a Recife a las 10.30h local y 17.30h española del domingo 2 de junio.

 


Huber me recogió en el aeropuerto con su graciosa hija Pietra y nos fuimos a comer a un restaurante popular de la zona con unos amigos suyos. El restaurante se llama Bode do No (Boque en español), así que muy apropiado para la especialista en pequeños rumiantes, je...  La comida exquisita y la bebida más... hace un calor húmedo intenso y la cerveza entra como el agua... 






Comemos mucho. La compañía muy agradable, me pone al día de la situación política actual del Brasil. Los profesores de Universidades públicas llevan en huelga 40 días para pedir un aumento de salario que lleva seis años congelado y de momento no avanzan las conversaciones... y eso que fueron ellos mayoritariamente los que votaron a Lula! En el sur del país las inundaciones provocaron una terrible catástrofe, según un informe de la Defensa Civil de Rio Grande do Sul, 77.202 personas se encuentran en albergues; 540.188 son personas sin hogar; y 2,3 millones se vieron afectados por las inundaciones, en total. La situación es muy complicada y requiere de muchos recursos.

Tras la comida Huber me da una vuelta en coche por Recife. Es una ciudad con mucha luz, edificios bajos y muy amplia. Da un aspecto muy caribeño. 

Él y su familia viven en Olinda, una población cercana que fue la antigua capital de Pernambuco. Olinda conserva muy vivas las tradiciones pernambuqueñas. Música, danzas y vestimentas que proceden de la cultura de los esclavos que llegaron a la zona y que los lugareños se encargan de cultivar a pesar del poco apoyo gubernamental. Estas cobran su máximo apogeo para carnavales y en este mes de Junio con las fiestas de San Juan.

La música tradicional es el Maracatú, que surgió en el siglo XVIII en el estado de Pernambuco, durante el Brasil Colonial. Esta manifestación está relacionada con aspectos culturales traídos por esclavos del continente africano, siendo una reformulación de la coronación de reyes y reinas congoleños. Usan tambores llamados Afaia y que se hacían tradicionalmente con las cubas de vino una vez desahuciadas, Agnes, que son las calabazas recubiertas de semillas, Minero, el tubo de metal con semillas dentro y Agogó, el instrumento metálico a modo de campana que golpean con dos pequeñas baquetas. 

Ensayando Maracatú

Agogó.

Muñecos que salen en las procesiones del carnaval de Olinda. Representan a personajes conocidos.


Trajes tradicionales del rey y la reina que los visten para carnavales.

Música y ambiente hay por la calles todo el año excepto el mes después de Carnavales hasta semana santa que las cuadrillas descansan. 

La ciudad de Olinda, donde yo también me alojo, se encuentra encima de una colina y recibe su nombre de los portugueses que arribaron al lugar y dijeron "oh, lindo lugar para asentarse", y así lo es! Tiene una bonitas vistas de la bahía y de Recife, pero lo mejor es el ambiente de sus calles, las casas coloniales pintadas de distintos colores y la alegría de sus gentes. El centro histórico es patrimonio de la humanidad. 







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